Ultimamente es mucho más frecuente hablar entre mujeres en como rearmarnos. Y frente a esta lucha feminista, a mí siempre me inquieta pensar en los hombres; y esa enorme mochila pesada, que el machismo ha ido llenando de costumbres y prejuicios.
Hace un tiempo, mi mamá me contaba que en la época de sus padres no estaba “bien visto” que un hombre llevase un cochecito con un bebé por la calle, lo primero que hice fue horrorizarme y lo segundo fue que me dejó pensando mucho tiempo.
La desigualdad no es solo un derecho perdido de la mujer, si no también de los hombres, por obligarlos durante tanto tiempo a no poder disfrutar de lo maravilloso que es cuidar un bebé y criar un hijo sin prejuicios. (o si no piensen como sería visto un padre en una clase de natación para bebés hace no tantos años atrás e inclusive ahora mismo, por citar un ejemplo).
Cuando veo padres comprometidos en las sesiones me despierta un deseo inmenso por dejarles ese recuerdo a sus hij@s. Quiero hacerles un homenaje a todos los hombres que se la bancan y que todos los días buscan rearmarse.
Conocí a la mamá de Juana cuando las dos teníamos miles de sueños por cumplir en la vida.